Para los bibliometristas, el "efecto Mateo".
Interesante artículo del Dr. Ruy Perez Tamayo aparecido hoy en Crónica:
Voy a dividir este artículo en dos partes: 1) breve revisión del efecto Mateo, incluyendo un poco de su historia; 2) su impacto en las publicaciones científicas mexicanas. Al final haré una modesta propuesta para intentar eliminar o reducir el efecto Mateo de nuestras publicaciones y de la ciencia mexicana en general.
1) El inventor del efecto Mateo, como todos sabemos, fue el Dr. Robert K. Merton, quien fuera profesor de Sociología de la Ciencia en Harvard, en Tulane y en la Universidad Columbia, de Nueva York. En un texto publicado en 1990 (Merton RK: STS: Foreshadowing of an Evolving Research Program in the Sociology of Science, en Puritanism and the rise of modern science. The Merton thesis. [Cohen IB, ed]. New Brunswick and London, Rutgers University Press, 1990, pp. 334-371), Merton señala que el origen de su concepto del efecto Mateo estaba implícito en uno de los principios de las normas de la ciencia, enunciadas por él en 1942, el ?universalismo?, que demanda que las verdades científicas se juzguen con criterios impersonales, en lugar de incluir los atributos individuales y sociales de sus exponentes, como raza, nacionalidad, religión, clase o sexo. De igual manera, el ?universalismo? requiere que las carreras científicas dependan del talento de las personas, al margen de sus características sociales o de otro tipo. De hecho, Merton se refiere a la acumulación de ventajas diferenciales por ciertos miembros de la comunidad, no necesariamente basadas en sus capacidades técnicas o científicas personales. En esa frase, la acumulación de ventajas diferenciales, está escondido el efecto Mateo, y Merton lo explica de la manera siguiente: ?Cuando el desempeño de un individuo cumple con los estándares exigentes de alguna institución, y especialmente cuando los rebasa, se inicia el proceso de acumulación de ventajas diferenciales porque el individuo adquiere sucesivamente cada vez mayores oportunidades para avanzar su trabajo (y los premios ganados por ello). En vista de que las instituciones mejores tienen comparativamente más recursos para avanzar los trabajos que se realizan en sus dominios, el talento que ingresa en ellas tiene mayor potencial para adquirir ventajas diferenciales acumuladas. Los sistemas de premios, de obtención de recursos, y de selección social operan para crear y mantener una estructura de clases en la ciencia a través de la distribución estratificada de oportunidades para que los científicos se desarrollen como investigadores. La acumulación de ventajas diferenciales funciona de tal modo que, en las palabras de Mateo, de Marcos y de Lucas: a todo el que tiene más le será dado, y tendrá abundancia, mientras al que no tiene se le quitará hasta lo poco que posee.
Mutatis mutandis, las ventajas acumulativas funcionan para organizaciones e instituciones igual que para individuos, sujetas a fuerzas opuestas que inhiben la acumulación exponencial?.
El primer artículo de Merton en donde el efecto Mateo apareció plenamente identificado se publicó en Science en 1963 (Merton RK: The Matthew effect in science. Science 199: 55-63, 1968) y tuvo un gran impacto, al grado que se puso de moda referirse a él, sobre todo para calificar el proceso por el cual individuos con poco talento científico real acumulaban reconocimientos públicos y jugosos puestos administrativos. El fenómeno del arribismo es muy antiguo y muy conocido; Merton no lo inventó, simplemente lo bautizó en forma por demás folklórica, o mejor dicho, bíblica, con lo que reingresó disfrazado a la sociología de la ciencia. La reducción del efecto Mateo al nivel individual representó una pérdida de la amplitud del concepto, que en realidad puede aplicarse a muy diferentes áreas, niveles y entidades de la ciencia. Un buen ejemplo es este artículo mío, sobre el efecto Mateo en las publicaciones científicas mexicanas, lo que me sirve de introducción a la segunda parte.
2) ¿De qué manera puede identificarse el efecto Mateo, o sea, la acumulación de ventajas diferenciales, en las publicaciones científicas mexicanas? De varias maneras, sobre todo si consideramos que también existe la acumulación de desventajas diferenciales. Veamos un ejemplo contemporáneo tomado de la vida real (no porque exista, sino porque es perfectamente posible): un hematólogo mexicano descubre que en el 80% de los casos de anemia aplástica hay una mutación en el gen APL-33, que codifica uno de los factores que participan en la degradación de proteínas mal conformadas. Escribe su trabajo para publicarlo, pero bajo la influencia del efecto Mateo, lo escribe en inglés. ¿Por qué? Porque piensa, con toda razón, que las revistas publicadas en español las lee muy poca gente, casi nadie las cita y por lo tanto tienen un índice de impacto muy bajo; a esta acumulación de desventajas diferenciales debe agregarse que casi todas las revistas médicas mexicanas están en el nivel I del Conacyt, que los trabajos publicados en ellas suman muy pocos puntos, que el investigador necesita salir del nivel I y pasar al nivel II del SNI, porque si no lo logra no podrá pedir apoyo económico independiente para su proyecto del año próximo, etc. Ahora que ya lo escribió en inglés, nuestro hematólogo debe decidir a qué revista lo manda; desde luego, a la de mayor impacto que pueda aceptarlo, y entonces busca a la Figura más Importante de la Hematología Mexicana Contemporánea, para que escriba una carta de presentación de su trabajo, porque esa Figura es amigo del editor de la revista seleccionada. Fíjense que en toda esta cascada de factores que influyen en la decisión de en dónde se publica el artículo, su calidad científica, su valor como contribución al conocimiento, no desempeña ningún papel. Este es el efecto Mateo rebautizado por Merton, es la prevalencia de elementos e intereses ajenos a la ciencia en su estructura, en su práctica, en sus decisiones más importantes y hasta en la estabilidad misma de sus valores más genuinos. El efecto Mateo se ha agudizado por la actual tendencia a aceptar el ?análisis bibliométrico? y el ?índice de impacto? como elementos fundamentales (cuando no los únicos) para evaluar la calidad de la investigación científica, sea la de individuos, de instituciones y hasta de países. También ocurre en forma verdaderamente notable con los personajes que reciben distinciones internacionales, como el Premio Nobel: lo más sobresaliente es haberlo ganado, no los trabajos y contribuciones que lo merecieron.
De manera que el efecto Mateo en la ciencia es real, y en las publicaciones científicas mexicanas es principalmente negativo. ¿Tiene remedio? ¿Podemos evitarlo, o por lo menos reducirlo a un nivel que sea menos deletéreo para el bienestar de nuestra comunidad académica? Como soy optimista, creo que sí.
Los principales pasos a dar serían: 1) publicar en nuestras revistas nuestros mejores artículos, lo que redundaría en que las revistas fueran cada vez mejores; 2) reducir el absurdo número de revistas biomédicas que publicamos fundiéndolas todas en una o unas cuantas, haciendo que la aceptación de cada artículo que se publica sea cada vez más competitiva; 3) promover que los países hispanohablantes reunamos nuestros esfuerzos científicos (que en conjunto no son despreciables) en una sola revista, equiparable a Science o Nature. Una iniciativa de este tipo se enfrentaría a un camino lento y difícil, pero nadie dijo que la meta se alcanzaría rápido y fácil. La principal resistencia seguramente surgiría de los editores de las publicaciones actuales, que tienden a verlas como propiedad personal o institucional, en lugar de considerarlas como vehículos de información. Lo que conviene recordar aquí es el proverbio chino que dice: Un largo viaje empieza siempre con el primer paso.