Fue Cataluña el primer lugar de España a donde llegaron las imprentas; entonces, un grupo de alemanes que huía de su país llegó a la zona montañosa y de inmediato se acercó a la comunidad de monjes benedictinos que finales del siglo XV, producía textos a mano, considerados hoy incunables.
La llegada de la imprenta marcó un cambio de rutina en el monasterio: las máquinas le dieron a los religiosos una facilidad que, en todo caso, se aleja de la situación contemporánea. "Trabajaban con la imprenta pero debían montar letra por letra", cuenta Jordi Úbeda, actual gerente de la editorial.
"Era un trabajo tipográfico, se hacían las letras, se ponía la tinta y se pasaba el rodillo. Se imprimía de uno a uno. Eran impresores al tiempo que editores." Lo primero que se imprimió fueron cuatro hojas. Todos los textos eran religiosos, por razones obvias. Un ejemplo de entonces es el Libro rojo de Montserrat, hecho a mano con ilustraciones en colores.
A comienzos del siglo XX la editorial se abrió a otros temas, básicamente la música, donde ha sido pionera en la producción de manuales educativos.
Pero en el siglo XX su papel no sólo fue de difusión sino que tuvo un gran protagonismo en tiempos de la dictadura franquista, cuando Publicacions de l`Abadia de Montserrat por depender de un centro religioso era la única en editar libros en catalán, lengua prohidiba durante 40 años por el dictador Francisco Franco.
En esos tiempos nació la revista Serra d?or (Sierra de Oro) que aún continúa, y que sin ser clandestina sí era única en medio de la guerra.
Úbeda cuenta que el propio monasterio fue cercado en una ocasión por el ejército que buscaba a varios intelectuales ahí refugiados; varios días permanecieron encerrados, pero el grupo se dividió y mientras los más "peligrosos" se mantuvieron escondidos, otra parte del grupo se entregó. A pesar de esto, las publicaciones no desaparecieron.
A comienzos de los años 60, la editorial se trasladó a Barcelona, aunque su consejo de redacción se mantiene aún en el monasterio. Publicar en una lengua diferente al catalán no es su objetivo: "Como es una editorial que lo único que necesita es no perder dinero, lo que hace son libros necesarios a la comunidad catalana: para niños y jóvenes, científicos, musicales, turísticos, de lengua y poesía, revistas religiosas (15 por ciento de sus libros es sobre religión). Lo único que no editamos es novela".
La editorial es una institución que acaba de celebrar cinco siglos de historia, que saca al año alrededor de 120 libros.
Tras la dictadura, la edición en catalán que en los años 70 logró producir por año 300 o 400 títulos, ha llegado a sumar más de 8 mil en esa lengua.